El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reiteró su rechazo a los autos fabricados en México y Canadá, insistiendo en que su política arancelaria busca frenar la producción fuera del país y atraer inversiones al sector automotriz estadounidense.
En un evento en la Casa Blanca, Trump abordó las medidas que su administración anunciará el 2 de abril contra países que considera desleales en materia comercial. En este contexto, aseguró que no ha cambiado su postura sobre los aranceles a la importación de autos, a pesar de haber otorgado una prórroga hasta esa fecha a las principales automotrices de su país.
“Es muy importante, muchas de las compañías automotrices que iban construir (plantas) en México o Canadá y ahora construyen aquí. Yo no quiero autos de Canadá. No quiero autos de México. ¿Ellas quieren hacerlo. Está bien, pero quiero que las compañías automotrices construyan aquí”, afirmó el mandatario, destacando que el arancel del 25% sobre los vehículos importados desde ambos países sigue en pie. Aunque el 5 de marzo su gobierno concedió una pausa a Ford, Stellantis y General Motors, Trump dejó claro que su objetivo es presionar para que las inversiones se queden en Estados Unidos.
A pesar de las advertencias de economistas sobre el impacto de estos aranceles en los precios de los vehículos y en la estabilidad del mercado, el presidente defendió su estrategia como una forma de proteger la industria nacional. Sin embargo, no ofreció detalles sobre si México y Canadá quedarán excluidos de los aranceles adicionales que entrarán en vigor el 2 de abril ni si extenderá la pausa para ciertos productos importados bajo el T-MEC.