Miles de personas se manifestaron en Dinamarca en respuesta a la creciente presión de Estados Unidos sobre Groenlandia. La movilización, realizada el sábado, tuvo lugar un día después de la visita del vicepresidente estadounidense, JD Vance, a la base militar de Pittufik, un acto que avivó la controversia entre Copenhague y Washington.
En Copenhague, alrededor de dos mil manifestantes se congregaron frente a la Embajada de Estados Unidos, mientras que en Aarhus, segunda ciudad de Dinamarca, un millar de personas expresaron su apoyo a Groenlandia. Las consignas defendían la autonomía de la isla y criticaban la injerencia de la administración de Donald Trump. Entre los oradores destacaron el exlíder socialdemócrata Mogens Lykketoft y Pelle Dragsted, portavoz de la rojiverde Lista Unitaria.
La polémica se intensificó cuando Vance declaró que Dinamarca no había gestionado eficazmente Groenlandia y sugirió que el futuro del territorio podría estar vinculado a Estados Unidos. “Lo que creemos que va a ocurrir es que los groenlandeses van a elegir ser independientes de Dinamarca, y luego vamos a tener conversaciones con ellos a partir de ahí. Pienso que hablar sobre algo demasiado lejano en el futuro es demasiado prematuro”, afirmó.
La visita del vicepresidente estadounidense se produjo días después de la cancelación de un viaje de su esposa, Usha Vance, a Nuuk y Sisimiut, tras las críticas del gobierno danés y groenlandés. La oposición a esta visita se debió al delicado contexto político de Groenlandia, que se encontraba sin gobierno tras unas recientes elecciones.
Las declaraciones de Vance provocaron una respuesta inmediata desde Dinamarca. La primera ministra Mette Frederiksen calificó sus comentarios como “injustos”, mientras que el ministro de Exteriores, Lars Løkke Rasmussen, los consideró “inapropiados” y pidió a Estados Unidos “reflexionar sobre su propia gestión antes de criticar a otros”.