En la primera semana de la administración de Donald Trump, México recibió a 4,094 personas deportadas desde Estados Unidos. La mayoría son mexicanos, aunque también se incluyen deportados de otras nacionalidades. Las autoridades señalaron que, pese a las tensiones políticas, no ha habido un aumento significativo en los retornos en comparación con periodos previos.
El gobierno mexicano rechazó una solicitud de Estados Unidos para permitir el aterrizaje de un avión militar con deportados. Este acto fue considerado como una medida para defender la soberanía nacional, destacando que todas las deportaciones deben cumplir con protocolos acordados entre ambas naciones.
México continúa trabajando en coordinación con el gobierno estadounidense y otros países de la región, especialmente Centroamérica, para facilitar el proceso de repatriación. Además, se busca garantizar condiciones dignas para los deportados y fomentar acuerdos multilaterales que promuevan un trato respetuoso hacia los migrantes.